Seguramente ya lo habréis comenzado a notar, o sino estará al caer: desde inicios de este año, Facebook comenzó a implantar de forma progresiva un nuevo algoritmo que hará la vida un poco más complicada a las páginas de marca que existen en esta red social. La prioridad del gigante de las redes sociales, como mínimo de cara a la galería, una: priorizar los contenidos de nuestros amigos de carne y huesos, y dejar en un segundo plano lo que nos quieren decir las marcas.
Con este cambio, el objetivo de los directivos de Facebook es, dicen conseguir un regreso a los orígenes: es decir, resucitar aquel espíritu del Facebook que era una red genuina entre amigos. La corporación de Mark Zuckerberg dice que también quiere recortar las horas que nos pasamos mirando su red social, a cambio de una mayor calidad de este tiempo de dedicación.
Pero por muy nobles que digan que son las intenciones, la realidad es que el nuevo algoritmo sitúa en una posición complicada las páginas de marca, que progresivamente están apareciendo menos en los newsfeed o sección de noticias de sus seguidores. A la práctica, este es el motivo de la caída del alcance y del recorte de nuevos seguidores, un contexto que si ya es complicado para muchas marcas, lo es más para aquellas que han apostado en exclusiva por Facebook y no tienen página web propia.
Ante estos cambios, no queda otra que adaptar las herramientas y aprender a sacarle el mejor partido al nuevo algoritmo. En este contexto, por lo tanto, se hace más importante que nunca contar con una buena planificación y gestión de esta red social que permite explotar todas las posibilidades que Facebook plantea a las marcas, y evitar naufragar en esta dura lucha por un espacio en el newsfeed de nuestros seguidores.
Facebook Ads cobra protagonismo
La funcionalidad que queda en una posición absolutamente privilegiada es Facebook Ads, donde una inversión en campañas promocionales es, sin duda, la mejor respuesta al cambio de algoritmo. Queda claro que la era de las redes sociales que daban publicidad de calidad y gratuita se ha acabado, y ahora ha llegado el torno de invertir por conseguir, eso sí, una buena rentabilidad. Para lograrlo, hace falta decidir qué tipo de campaña de las que se ofrecen en Facebook se adapta mejor a nuestras necesidades, y qué segmentación es la perfecta para convertirla en más tráfico (y oportunidades de compro o notoriedad) hacia nuestra página de marca. Facebook, por lo tanto, nos está pidiendo una gestión aún más profesional para obtener unos resultados de provecho.
La lucha por la interacción
Pero no todo tiene que ser invertir en publicidad pagada en Facebook. El alcance orgánico, es decir, aquél que conseguimos de forma gratuita, también puede mejorar si sabemos cuidarlo como el nuevo algoritmo exige. Y por eso la clave está de nuevo en una palabra: el contenido.
Si el nuevo algoritmo privilegia aquello que nuestros amigos comparten en Facebook, es evidente que la clave tiene que estar en convertirnos en aquello que nuestros seguidores querrán compartir con su red de amistades. Y para conseguirlo, en primer lugar, tenemos que conocer a fondo nuestra audiencia y detectar qué es aquello que les interesa. En segundo lugar, tendremos que ser capaces de continuar generando contenidos atractivos para nuestros seguidores, y, sobretodo, tendremos que ser capaces de generar interacciones. Y no sólo conseguir más “me gustas”, sino también generar conversación, o, lo que es lo mismo, comentarios y menciones. Y ser capaces de atrapar su atención con herramientas nuevas como los videos en directo con un contenido de calidad.
Evitar prácticas dudosas
El nuevo algoritmo, por lo tanto, nos pide ser creativos y profundos conocedores de nuestra audiencia, pero sabiendo caminar muy bien la delgada línea de las condiciones de uso de Facebook. Muchas estrategias que vemos últimamente en algunos perfiles de marca se acercan a la calificación de prácticas de spam, y pueden acabar, incluso, con el cierre de nuestra página. Y no solo nos tiene que preocupar la vigilancia de Facebook: también se nos puede girar en contra la sensibilidad de nuestros seguidores, que pueden expresar rechazo ante iniciativas tan tentadoras para la marca como pedir que se configuren alertas para recibir avisos de nuestras publicaciones.
La conclusión está clara: hay vida después del cambio de algoritmo en Facebook, pero para sobrevivir hará falta que seamos capaces de aprender a navegar con las mejores herramientas en este nuevo océano.